Esta historia creo habértela contado hace algún tiempo atrás.
Se trata de la bignonia rosada (Podranea ricasoliana) de un cliente que no florecía.
Ya corría el mes de febrero (mediados de verano) y en todos los paseos públicos estaban cargadísimas de flores.
Pero en la casa de Roberto, no.
Por lo que me llamaron para que la vea y le indicara a la persona que le atendía el jardín qué debía hacer.
A Roberto y María los conocía desde hacía unos años. Cuando les diseñé su jardín y lo realizamos.
Para ser más fiel a la realidad, lo hicimos y rehicimos varias veces gracias a un “socio” que hicimos en su casa.
Juanchi
Juanchi es un rottweiler en un jardín de 25 metros cuadrados que con su juego destruyó literalmente el jardín dos veces.
Pero es una historia que te contaré otro día.
Cuando hicimos por tercera vez el jardín María se había enamorado de la bignonia y quiso incorporarla para cubrir la pared del final del patio.
Por la forma de crecimiento les sugerí construir una estructura metálica para que la soportara y sea revestida de verde.
La planta creció y cubrió casi toda la estructura entre la primavera y los meses de verano que llevaba en el jardín.
Pero ni una sola flor.
Fue entonces que me llamaron.
El problema estaba en la poda.
Cada semana se la recortaba para mantenerla parejita y bien formada.
Con este trabajo de “peluquería” se cortaban todos los brotes nuevos que son los portadores de las yemas florales. Las que darán origen a los ramilletes de flores.
Desde ese momento y con la nueva forma de conducción, todos los años florecen.
Claudio. El Jardinerista
PD: Cuando incorpores plantas arbustivas o trepadoras por sus flores, debes informarte sobre qué tipo de ramas lo hace. En algunas será sobre brotes del año como la bignonia y los rosales, pero en otras lo hará sobre madera más vieja.
PD1: Mañana te cuento sobre la misma planta cuando las coloqué en mi jardín apenas me mudé.