La historia que te contaré ocurrió hace mucho tiempo.
Cuando tenía unos 16 o 17 años.
Le pasó a mi mejor y distraído amigo de ese momento. El compinche de las salidas.
Esta anécdota nos será de utilidad para hacer unas comparaciones con el mantenimiento de las plantas, y la jardinería en general.
Todo ocurrió un sábado por la tarde.
Nos reuniríamos con un grupo de amigos de un voluntariado del que formábamos parte, a charlar, tocar la guitarra, cantar y otras cosas que se hacían en aquellas juntadas.
Me preparo bien, bien cambiado y perfumado. Peinado con la raya al costado.
Paso a buscar a Juan para ir a tomar el colectivo que nos llevaba a casa de Mariana.
Su madre me dijo que lo esperara un ratito que todavía se encontraba en la ducha.
Así hice, me quedé sentado en un sillón en el living hasta que salió listo para el encuentro.
Pero salió incómodo del baño.
Se rascaba por acá, allí y más allá. Tenía un sarpullido como una urticaria.
Le pregunta a su madre: Ma, de qué es ese jabón que está en el baño que me ha dejado todo el cuerpo picando.
A lo que ella respondió: ¿Qué jabón?
El que está en la bañera
Eso no es jabón, es la pastilla desinfectante del inodoro que se me cayó antes de colocarla y como se rompió la dejé ahí.
Desde ese momento y por unos cuantos minutos no paramos de reír.
Nosotros.
A Juan no le hacía gracia.
Con un baño más y un jabón como corresponde, la picazón se fue.
Moraleja, no todo lo que brilla es oro.
No todo lo que parece jabón, lo es.
Claudio. El jardinerista
PD: Reflexión número 1 “así como pasó con la pastilla desodorante del inodoro, nos puede ocurrir con los agroquímicos si se guardan en lugares inapropiados y sin etiqueta”
PD1: Reflexión número 2 “El empleo de productos para la sanidad vegetal conlleva responsabilidad y conocimiento. Si tienes dudas consulta a un profesional”