Necesito contratar patos

Ya sabes que desde hace un tiempo vengo trabajando en mi jardín con prácticas orgánicas y sustentables.

Haciendo también agricultura y jardinería regenerativa.

Todo es un proceso con altibajos hasta que llega a un equilibrio.

He dejado de a poco los agroquímicos para pasar a productos naturales o de origen biológico.

No tengo problemas de hongos como el oídio a pesar de las lluvias.

Tampoco problemas con los pulgones.

Lo que sí tengo, son demasiados inquilinos.

Pero inquilinos con sus propias casas.

Parece una playa de estacionamiento y reposición de combustible para casas rodantes, motorhome o autocaravanas.

Hay muchos, pero muchos caracoles.

Nunca hubo tantos.

Por ahora los daños no son tan graves porque tengo muchas plantas.

Pero se nota en aquellas que son sus preferidas.

Pensé en los remedios caseros para su control y uno en especial durante el verano.

Las trampas con cerveza.

Salí a comprar una, pero me la vendieron helada.

A punto para acompañar una pizza casera mientras veíamos una película con mi esposa.

Nos sacrificamos nosotros con la refrescante bebida en lugar de sacrificar los caracoles.

Ahora ando en busca de contratar un pato, o dos, para que no se sientan solos.

¿Por qué te cuento esto?

Porque me encantó esa solución.

Con mis perros no podremos probar la efectividad. Nunca vieron un pato y no sé cómo reaccionarían.

También podrían ser otras aves o incluso recurrir a la lucha biológica para controlar la población.

Y volviendo a los patos, te recomiendo una película-documental que vimos cuando nos tomamos la cervecita. “Mi gran pequeña granja”.

Podrás ver allí cómo con el tiempo todo regresa a un sano equilibrio.

Claudio. El jardinerista

PD: Hay diversas formas de “capturar” los caracoles para que los retires de tu huerta o jardín sin sacrificarlos. Con cáscaras de papas, o de naranjas colocadas en lugares húmedos y protegidos del sol harán que vayan a comer allí y los agarras.

PD1: En el mercado podrás conseguir cebos para controlar babosas y caracoles. A mí no me gustan, pero si en tu jardín la cosa se desmadra, esa puede ser tu última carta.

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