Flacos y largos como fideo tallarín

Siempre me gustaron los ensayos y los experimentos científicos.

Durante mi paso por la universidad pude trabajar como “ayudante alumno” en la cátedra de fisiología vegetal.

Hermosos recuerdos, increíbles aprendizajes y rodeado de profesores e investigadores del CONICET tremendamente generosos de quienes te hablaré en otro momento porque se merecen un monumento cada uno.

Corría el año 1991 y participaba de un proyecto de investigación asociado a la tasa de crecimiento del ajo.

El objetivo era determinar todas las variables existentes que hacían que un diente grande diera origen a una cabeza de mayor tamaño que un diente chico, por más que ambos salieran de la misma planta madre y fueran cultivados en las mismas condiciones controladas de laboratorio.

Para los que somos un poco nerds o frikis de la agronomía era toda una experiencia de ensueño.

Ya te conté que estaba rodeado de personas maravillosas que nos ayudaban a crecer intelectualmente pero también en valores y como personas de bien a través de su ejemplo.

Soy un poco “culo” inquieto, como me dice un amigo asturiano. Debo reconocer que es así.

En aquella oportunidad pedí autorización para hacer mi propio ensayo con ajo.

Cuantificar el crecimiento neto producto de las sustancias de reserva que cada “diente” tenía.

No entraré en los detalles de la diagramación del estudio, la puesta en marcha, ni los resultados a los que arribé.

Pero sí un aspecto.

Coloqué los “ajos semilla” previamente clasificados por calibre y peso, en pequeñas macetas con perlita. Las condiciones de cultivo en cuanto a temperatura y humedad eran las apropiadas.

Pero el crecimiento se hizo en ausencia de luz.

Cada planta podía crecer tanto como le permitieran sus reservas.

¿Resultado?

Los brotes eran flacos y largos como fideo tallarín, además de blancuzcos.

Y ahora sí, antes de que me envíes a ver si llueve en la esquina, te llevo del ajo a las plantas de interior.

Seguramente en algún lugar de tu casa, cerca de una ventana tienes una o más plantas para decorar.

Es probable, que alguna comience a crecer y sus tallos parecerse a tallarines que se acercan a los vidrios.

Ese fenómeno recibe el nombre técnico de ahilamiento.

Los tallos tienen entrenudos largos, las hojas pequeñas y decoloradas (poca clorofila). Por nombrar algunas características.

La lectura por realizar es que esa planta necesita más luz y deberás cambiarla de lugar.

Claudio. El jardinerista

PD: Si tienes plantas en el interior de tu hogar o incluso en el jardín que presentan esta sintomatología. No le hagas un cambio brusco de las condiciones.

Si de repente recibe mucha luz o incluso sol directo, posiblemente sus hojas se quemen y la recuperación será más difícil.

Realiza algunos pasos intermedios hasta su lugar definitivo.

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